CASA NOJ’: DE L’ART MAYA À QUETZAL- TENANGO

Entrevista por Clémence Lainé

Alo largo de los años, Quetzaltenango siempre ha tenido un atractivo especial para todos aquellos con sed de conocimiento. El arte es una parte del alma y de la cultura, que transmite lo más noble del ser. Así, hay quetzaltecos que intentan potenciar el arte en todas sus formas en un país que atraviesa una compleja crisis con la esperanza de fortalecer los derechos culturales y, por tanto, el tejido social a través de ellos. Edgar López Morales, director de Casa Noj’ es uno de ellos.

🟠 ¿Puede hablarnos de usted y de cómo se introdujo en el mundo cultural y en Casa Noj’?

Casa Noj’ es mi primera experiencia en un trabajo puramente cultural. Sin embargo, mi experiencia a lo largo de mi vida me ha dado muchas habilidades, tengo más de veinte años de experiencia en el periodismo. Aquí, en Guatemala, no existe realmente un periodismo especializado: la mayor parte del periodismo se dedica a los deportes y a las noticias. Muy pocas personas se dedican a la cultura. Cuando era periodista, intentaba centrarme en la cultura, entre la política y los accidentes. Considero que mi trabajo periodístico me ha aportado mucho profesional y personalmente. En el aspecto cultural, a nivel puramente personal, empecé a escribir poemas a los 8 años. Antes me enamoré de Pablo Neruda, me gusta mucho la poesía. Mi experiencia como periodista, mi gusto por la poesía y la búsqueda de novedades a través de la cultura me dieron el perfil perfecto para postularme como director de Casa Noj’. También he escrito un poemario llamado Náufragos que se publicó en 2013. Tengo otras obras ya escritas pero por falta de recursos y tiempo no han sido publicadas, quiero ponerlas en una plataforma para compartir mis ideas con el mundo. A veces, por falta de disciplina, no conseguimos proyectos bonitos.

🟠 ¿Puede presentarnos Casa Noj’?

Casa Noj’ es un centro cultural creado hace 13 años con el objetivo de ser un lugar de convergencia y encuentro de diferentes expresiones culturales y artísticas. Actualmente consta de dos galerías, para que los artistas puedan exponer sus obras, sus cuadros… Muchos pintores han venido desde noviembre, desde mi llegada. Ahora el programa está completo para el año 2021. Dado que el centro es bastante pequeño, estamos estudiando/planeando acortar la duración de las exposiciones de un mes a unos veinte días para dar espacio a más artistas. La planta baja, reservada a los artesanos y a los restauradores, cerró durante la pandemia, allí solían vender sus productos los fines de semana y los días festivos. Casa Noj’ es un espacio donde escritores, músicos y pintores vienen a compartir su expresión artística.

🟠 ¿Qué lugar ocupa el arte maya en la sociedad guatemalteca?

No quiero volver a caer en el discurso de la discriminación, así que voy a hablar del aspecto psicológico y del aspecto social al mismo tiempo. El arte maya se minimiza en las ciudades, se desprecia porque todavía tenemos ese prejuicio de que «lo maya», por el sistema educativo, es inferior. Este prejuicio está incrustado en nuestras cabezas como un chip. Aquí, si decimos «es maya», nos dicen «mejor me voy a otro sitio». Sin embargo, la prueba de que estamos equivocados y de que el arte maya es válido es que se valora internacionalmente. Maestros como Giovanni Batz (Gio B’atz’) o Haroldo Coyoy, son artistas mayas internacionales y se cotizan en el mercado del arte. Pero nos manejamos expresamente según nuestros prejuicios, el arte maya se minimiza en Guatemala por desconocimiento.

🟠 ¿Cómo trabaja Casa Noj’ para promover el arte maya?

Somos más abiertos que nunca. No hay que olvidar que el arte y la cultura no son sólo algo tangible, algo concreto, sino que son vastos. Hace unos días tuvimos una entrevista con un Ah Kin, que es un guía espiritual, porque eso también es parte de la cultura, es decir, la cultura no es sólo los trajes mayas sino toda una filosofía, toda una cosmovisión. Y aquí no limitamos el maya a ciertas personas, a ciertas acciones, sino que es un todo, es filosófico, es espiritual, es cultural y la prueba es que no invitamos a este Ah Kin para hablar de religión, sino para hablar de la inmensidad de la cosmovisión maya. Esto es lo que queremos compartir. Cuál es el papel de Casa Noj’: dar espacio a todo el mundo, es un lugar abierto.

🟠 ¿Puede hablarnos de los obstáculos que encuentran los artistas mayas para exponer en estructuras culturales de renombre?

La mentalidad actual es dar prioridad a los artistas no mayas porque tenemos esa idea, ese chip, de que el maya no sirve, de que el maya es menos. Así que es mejor que alguien que no sea maya exponga en una sociedad urbana de clase media que tenga poder adquisitivo. Los artistas, para ser expuestos, tienen que cambiar, incluso hasta hacerse invisibles. Por ejemplo, un pintor expone su cuadro pero no se presenta, no se queda en la exposición. Así es como se hace en la clase media del país. A nivel internacional, es mejor que el artista se presente porque tiene conocimientos. Aquí en Guatemala apreciamos el arte tangible, pero subestimamos a la persona. Conozco a artistas que cambian su apellido maya por un nombre no maya para abrirse puertas. Hay artistas que ya son reconocidos con un nombre maya, pero su potencial está fuera del país.

🟠 ¿Cómo apoya Casa Noj’ la creación de artistas mayas?

El objetivo es estar abierto a todos, sin dar prioridad, pero valorando primero al ser humano. Como Casa Noj’, no podemos decir a los artistas lo que es bello o no, no debemos intervenir. Dejamos que el artista venga a explicar su proyecto. Para que el arte maya tenga más fuerza, ofrecemos el espacio para que se exponga. La dinámica de Casa Noj’ es difundir, promover a nivel municipal y departamental. Los artistas vienen aquí porque son mayas y no se atreven a entrar en otros centros culturales. Aquí, no importa lo que sean. Eso es lo que queremos decir a los artistas cuando vengan: que no deben tener miedo de ser mayas, que todos somos iguales. Hay que tener en cuenta a los mayas.

🟠 ¿Cómo permite Casa Noj’ que el público quetzalteco conozca mejor su propia cultura?

Actualmente estamos organizando un desfile de moda con un sastre de trajes típicos masculinos mayas. Aparte de que son las nuevas tendencias, es un artesano de Quetzaltenango que trabaja, que intenta superarse. La mentalidad en Guatemala es ver todo desde el exterior: lo local es malo. Así que queremos cambiar esta forma de pensar y hacer que la gente entienda que aquí hay gente maravillosa que hace un buen trabajo, buenos diseños, solo hay que decirles que sí. Queremos que llamen a su puerta y trabajen codo con codo para difundir su arte, y también dar ideas a otros artistas para generar nuevas ideas. Creo que en este sentido la pandemia ha tenido un efecto positivo porque Facebook llega a más gente que el cara a cara. El inconveniente es que se pierde el contacto físico, pero tenemos un mayor alcance.

🟠 ¿El arte autóctono se opone necesariamente al arte internacional?

No, un amigo pintor dice que uno de los errores que cometen los artistas es copiar todo, seguir la moda. Me explicó que desde 1970, con escultores como Galeotti Torres, Aguilar, etc., ha habido un cambio, han decidido dejar de copiar y producir arte local. Galeotti Torres hizo varias esculturas en Quetzaltenango, desde Tecún Uman hasta el monumento a la marimba, cosas locales, pero hay una falta de apoyo a Guatemala en Centroamérica si se mira la propuesta de arte en el mundo, porque los únicos que proponen son los mexicanos: tienen a Frida Kahlo, a Rivera, que lanzan nuevas tendencias. En Quetzaltenango tenemos un pintor que inició una tendencia llamada Sussentir, Werner Vásquez, pero no cruzó las fronteras por falta de apoyo. En algún momento, no estoy contradiciendo a los grandes maestros, pero necesitamos nuevas propuestas que enriquezcan lo que ya se valora.

En Casa Noj’ intentamos abrir puertas, no sabemos dónde estaremos mañana. Y, personalmente, aprovecho mi posición como director de Casa Noj’ para dar espacio a todo aquel que se acerque. Todos somos artistas en algún momento de nuestra vida. Escribimos, pensamos, soñamos, pero al final compartimos muy poco con la sociedad en la que vivimos.

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