Artista egresado de la Universidad Distrital de la Facultad de Artes, reconocida en el país como la Academia superior de Artes de Bogotá. Julián es un bailarín con énfasis en danza contemporánea. Ha desarrollado proyectos de gestión cultural en las diferentes localidades de la ciudad, en especial la localidad de “Fontibón“. Él es también director de una compañía de danza tradicional y delegado de uno de los consejos locales de cultura de Bogotá, principalmente del consejo de danza del distrito. Actualmente, trabaja con el Instituto Distrital de las Artes IDARTES, institución que pertenece a la Alcaldía de Bogotá, desde la cual hace 7 años es responsable del programa Culturas en Común
🟠 Julián, ¿podrías contarnos de qué se trata el Programa Culturas en Común?
Culturas en común es uno de los programas más antiguos del sector Cultura de Bogotá. Este programa nace antes de consolidarse IDARTES como el Instituto que se encarga del fomento de las prácticas artísticas y la garantía de derechos culturales en la ciudad. El cual fue gestado en 1999, gracias a jóvenes tejedores de sociedad, quienes intervenían sus comunidades dado el déficit de programas culturales en estos territorios. Cultura en Común crea una estrategia de descentralización de la oferta cultural de la ciudad a través de una serie de actividades permanentes de circulación artística, y ofrecen a los habitantes espectáculos gratuitos. Ese trabajo en conjunto del Festival de Danza en la Ciudad, los Festivales Al Parque, El Circuito de Teatro Infantil – Jairo Aníbal Niño, las puestas de Bogotíteres, el Festival Gesto Vivo, las presentaciones generadas por los pequeños artistas de los Centros de Formación Artística – genera una apropiación del arte y cambia la percepción del espacio público hacia un enfoque cultural.
🟠 El mundo enfrenta una situación de crisis sanitaria a causa del COVID-19 ¿El programa estuvo afectado por la pandemia? ¿Cómo lo afectó?
El presupuesto disponible para el programa se redujo del 30%. La crisis también afectó la manera de intervenir las localidades dentro de los escenarios e infraestructuras que ofrecía el espacio público. Adicional, afectó a los artistas quienes estaban acostumbrados a contar con un escenario que brindaba unas condiciones técnicas y logísticas únicas para la música, la danza, el teatro o incluso el circo. Todos ellos tuvieron que adaptarse a las condiciones que ofrecía la virtualidad. En el caso de la danza, por ejemplo, yo que estoy acostumbrado a bailar en pareja, se complicaba la situación porque vivo en Fontibón y ella (mi pareja de baile) en Suba (lugares totalmente opuestos en distancia). Estas problemáticas conllevaron a una transformación y adaptación desde la producción artística y la distribución de nuestros contenidos, que no generaban la misma interacción y senso-percepción que genera la experiencia en vivo.
🟠 Estas problemáticas vividas a causa de la Pandemia ¿Generaron modificaciones en el programa? ¿Qué soluciones encontraron para continuar su desarrollo? Cuéntanos sobre el nivel de resiliencia, reinvención que obtuvo el programa.
Para iniciar, trasladamos las artes escénicas a los medios digitales, es decir grabábamos espectáculos, sea una obra de teatro, un concierto donde cada músico tocaba su instrumento desde su residencia, un show de danza y demás, luego lo transmitíamos por nuestros canales de difusión como las redes sociales. Nuestra preocupación es llegar a ciertos tipos de población que no tienen acceso a un Smartphone, una Tablet, un computador o simplemente la conexión a internet. Buscamos alternativas con medios masivos como la televisión, aliándonos con Canal Capital, el canal de televisión pública dirigido a la ciudadanía de Bogotá para llegar con la oferta cultural a todos los hogares. También, trasladamos los espacios culturales al diario vivir de las comunidades. Creamos alternativas como “Gira en Casa de la Vecina“, un movimiento que llevaba a artistas reconocidos a las terrazas de los barrios más populares de la ciudad para que dieran un concierto a los vecinos, respetando el distanciamiento y acercando a los artistas a su público. Igualmente se realizaron estrategias como “Asómate a la ventana“ en donde las personas disfrutaban frente a sus conjuntos residenciales de las mejores ofertas culturales como conciertos, lecturas en voz alta con acompañamiento musical y zanqueros; con el fin de fortalecer los lazos y la solidaridad, y así construir espacios que aporten a la salud mental de los bogotanos. Nuestro programa creó también acciones itinerantes con comparsas que no requerían un espacio específico, dirigidas también a personas que no tenían acceso a internet. Un ejemplo de esto fue el proyecto Verbena que hicimos en navidad – Una obra artística que se hacía en calle, compuesta por 50 artistas de música, danza y teatro, que hicieron 20 funciones en los barrios más vulnerables en la ciudad.
🟠 ¿Qué nuevos modelos de apalancamiento económico son posibles o se tienen previstos para llevar a cabo y mantener las actividades del programa Culturas en común que se encuentran en curso o aquellos que están por venir?
Se realizaron diferentes articulaciones con las entidades del sector público, para aunar esfuerzos y llevar a los ciudadanos estrategias más completas que aportaran a su divertimento. Buscamos la posibilidad de acceder a diferentes alternativas que los alejaran por un momento del encierro en el que se encontraban. Así que nos unimos con el IDRD, FUGA, Canal Capital, Secretaría de la Mujer desde sus diferentes objetivos y misionalidades para desarrollar un objetivo conjunto: aportar al bienestar de todos los ciudadanos. Trabajamos también con los Medios locales de comunicación y medios independientes.
🟠 ¿Crees que los proyectos culturales y artísticos, en general y principalmente en el programa Culturas en Común, deberían o no integrar objetivos de desarrollo sostenible en su enfoque? ¿Cuáles en prioridad?
Por supuesto, la sostenibilidad tiene que ser integral junto con la sustentabilidad, iniciando por los escenarios que hablan del cuidado y la protección del medio ambiente, la infraestructura en los diferentes escenarios artísticos está migrando a que sus energías sean renovables. Los contenidos artísticos también, al ver el mensaje que deja un concierto más allá de su desarrollo, y la sostenibilidad transversal para la vida humana y para las artes. Cada vez hay más compromisos sociales, culturales de los artistas, entre los discursos de preservación, respeto y cuidado por el otro que se han gestado desde ellos mismos. Con culturas en común, el objetivo no es que una persona disfrute un concierto, sino que se apropie y sea consciente de lo que ocurre alrededor de ese concierto. Por ejemplo, los festivales al parque nacieron como un espacio de tolerancia, lo importante no era hacer conciertos de rock, sino lograr una convivencia sana a partir de las diferencias en un mismo escenario con varios estilos de música.
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