LA NAVE CINE METRO, UNA LUZ EN EL CENTRO HISTÓRICO DE SAN SALVADOR

Entrevista por Sergio Alfaro Rodríguez

Egly Larreynaga, actriz y directora de teatro, es parte de los actores fundamentales de la escena artística en El Salvador. Su trabajo es reconocido por su fuerza, su sensibilidad y su
lenguaje, que aborda los temas más espinosos de la sociedad salvadoreña con un enfoque social y de género. Es cofundadora de la Asociación Cultural Azoro, que agrupa a varias iniciativas para la transformación social a través de las artes escénicas. La Nave Cine Metro es un nuevo centro cultural gestionado por la asociación, implantado en pleno corazón del Centro Histórico de la capital salvadoreña y restaurado con el objetivo de promover las artes y las manifestaciones culturales

🟠 ¿Nos podrías hablar de la Asociación Cultural el Azoro, por favor?

Es una asociación que fundamos con mis compañeras del Teatro del Azoro y que surgió de una necesidad del sector cultural local. Desde siempre, la parte artística ha estado marginada, fuera de lo legal. Eso nos impedía aplicar a fondos y ayudas. Cuesta mucho en El Salvador hacer una asociación, no solamente representa un esfuerzo económico, sino también burocrático. Sin embargo, hicimos el esfuerzo porque queríamos que eso pudiera servir para crear una plataforma, una especie de sombrilla, que también pudiera ayudar a otros artistas. La asociación está integrada por dos compañías de teatro la Cachada Teatro, y el Teatro del Azoro. Desde el inicio de la aventura, empezamos a trabajar con otros artistas que no solo eran de las dos compañías, sino que también eran bailarines, músicos, con gente que también nos pedía la personería jurídica para poder optar a una convocatoria o proyecto. Ahora que la asociación ha crecido ya tenemos un equipo. Contamos con una persona que lleva toda la parte administrativa, tenemos a un chico en comunicaciones y a otra persona que coordina los proyectos, además de una persona que nos apoya con la logística y producción de espectáculos.

🟠 ¿Qué es este proyecto de la Nave Cine Metro?

Es uno de los proyectos más grandes que hemos tenido en la asociación. Se trata de un antiguo cine que está en el centro Histórico de San Salvador que ahora es un centro cultural que gestionamos y por el cual llegamos a un convenio para usar el espacio por 10 años. Los dueños nos han dado muchas facilidades, como un año de gracia y un alquiler bastante simbólico. Aunque la asociación coordina otros proyectos aparte de este, la idea es canalizar más cosas hacia “el centro“, hacia “la nave“. En el centro de San Salvador pasan alrededor de 2 millones de personas todos los días. Así que mi sueño es hacer ahí un centro cultural contemporáneo, donde se programe música, teatro, danza, circo, hemos organizado exposiciones. Y luego está el trabajo social, tenemos ya una comunidad de niños a los que recientemente les presentamos una obra en la Plaza Libertad. También hay muchos jóvenes y mujeres con los que trabajamos. Hemos hecho alianzas con organizaciones que trabajan en el centro, para que nos conozcan y nosotros conocer su trabajo. Antes de la pandemia, hicimos una reunión con 300 vendedores, donde se presentó La Cachada, como las actrices también han estado vendiendo en esas calles, les da como una propiedad de decirles a los otros que vengan, que este teatro es también de ellos. Hay mucha gente que hemos conocido durante nuestras presentaciones fuera de El Salvador que quisieran venir aquí. Ahora ya tenemos un espacio para recibirles. También tenemos la voluntad de brindar espacio a grupos emergentes y grupos consolidados.

🟠 ¿Cómo les afectó la pandemia? ¿Cuál fue su reacción?

La primera reacción fue de shock, porque teníamos bastantes cosas previstas. Íbamos a lanzar el proyecto de la Nave Cine Metro. Nos afectó tantísimo que nos quitó a una compañera nuestra [N. de la R. La actriz Ruth Vega de la Cachada Teatro]. Al principio fue como ¿qué hacemos? Yo no paré de preguntármelo ningún día de la cuarentena. La primera semana me puse a llorar, pero con mi compañero Gerardo, quien lleva la parte administrativa de la asociación, empezamos a ver como podíamos hablar con los financiadores de nuestros proyectos. Como ya teníamos esos fondos aprobados, teníamos que ver cómo realizar los proyectos de forma online con una producción mejor. Nos preguntábamos cómo llamar la atención en medio de todo eso. Así fue que varios proyectos se hicieron online como los talleres, otras presentaciones y giras.

🟠 ¿Qué iniciativas les permitieron hacer accesibles sus creaciones de forma virtual?

Algo positivo de la cuarentena, fue que logramos mezclar los lenguajes de cine y teatro. Sin embargo, nos dimos cuenta que el costo subía porque si hacer teatro tiene un costo importante, hacer cine es todavía más caro y estábamos haciendo las dos cosas. Menos mal que entraron otros fondos y pudimos montar un proyecto con tres monólogos cortos de 20 minutos, con una directora de teatro y una directora de cine, para que se mezclaran bien esos lenguajes del cine y del teatro. Además, empezamos a hacer radio con La Cachada Teatro. Hicimos el programa Radio Cachada para contar cosas de forma oral. Empezamos a aprovechar y a investigar todas las formas de comunicarnos que no habíamos explorado. Con La Nave ya habíamos pensado en aprovechar lo virtual en un futuro, con la pandemia nos dijimos “ahora es el momento“.

🟠 ¿Han considerado perennizar estas iniciativas digitales?

Totalmente. De hecho, esto nos motivó a trabajar más esta parte. Estamos trabajando con cineastas para tener dos versiones de nuestras obras, presencial y virtual. En la virtual queremos que la gente pueda verlas desde su celular y disfrutarlo al igual que si estuviera en vivo. Queremos en un futuro mejorar la tecnología de la Nave, para poder hacer cosas con streaming. Dentro de poco va a salir una página web, con el apoyo del PNUD, donde podremos subir obras, trabajos audiovisuales como algunas películas y poder cobrar el acceso. Una página web que te soporte, eso cuesta mucho dinero, pero pronto la vamos a estrenar. La idea también es que no solo se presenten nuestras obras, sino que también las de otras compañías, a condición de que tengan una calidad y un contenido que vaya en la línea de nuestro trabajo.

A pesar de todo, nos hemos reinventado todos. Y aunque siga pensando que eso no sustituirá nunca a lo presencial, también lo veo como un recurso, algo positivo. Lo pudimos ver en uno de nuestros estrenos de la obra La Honra y es que lo vio gente de muchos lados. La vio gente de España, de México, Argentina.

🟠 ¿Qué colaboraciones o formas de solidaridad han surgido en el sector cultural durante la crisis sanitaria?

Creo que con la pandemia sucedieron varias cosas interesantes en El Salvador. Nos unimos, formamos mesas de opinión, pedimos que no dejaran excluido al sector cultural como siempre lo han hecho. Antes
de la pandemia el sector ya estaba frágil y, sin embargo, tiene un valor muy importante para una sociedad. Lo bueno de la pandemia es que nos permitió unirnos e imaginar formas nuevas de colaboración. Nos permitió hablar con gente del mismo gremio con la que no habíamos hablado desde hace mucho tiempo. Permitió que los gremios se juntaran. Se puso en evidencia la dificultad de trabajar juntos y la necesidad de hacer algo al respecto. Creo que generó consciencia del estado de los demás.

🟠 ¿Cómo esta crisis pudo redefinir el rol de la cultural en nuestras sociedades?

Durante el confinamiento, fue el arte que salvó la mente de la gente. Esto puso en evidencia la necesidad humana de escuchar una canción, de leer algo, de apreciar una pintura, ver una obra de teatro…
Como artistas, pienso que es nuestra misión de exigir al estado la ayuda para este sector tan necesario. Ahora hay una crisis de valores y es triste que le den tan poca importancia. Hemos avanzado mucho desde la época de la firma de los acuerdos de paz, cuando solo había una obra cada dos años. Entonces había un vacío terrible que se llenó con el esfuerzo de muchísimos artistas que, sin ayuda del Estado, han creado un patrimonio. Ahora hay muchas cosas. Los talleres universitarios de teatro están llenos. El primer día que tuvimos un concierto en la Nave, yo pude ver cómo se dinamizó la esquina en la que estamos ubicadas. Esa cuadra se iluminó esa noche. Los vendedores se quedaron hasta más tarde. Esa calle que hubiese estado a oscuras, tenía iluminación, había gente caminando, gente que normalmente habría tenido miedo de pasar por ahí. Había música sonando. Es obvio cómo la cultura dinamiza a la sociedad. Necesitamos apoyo de los estados, de los empresarios.

Nosotros tuvimos la suerte de conocer a este empresario visionario que nos cedió los derechos del Cine Metro. Él fue claro: no quería una iglesia, ni una venta de ropa usada. Él quería algo cultural. Lograr esto en el centro histórico tiene mucho significado. La cultura aporta muchísimo a la identidad de los pueblos. Cuando pensamos en México, de inmediato se nos viene a la mente Frida, el mariachi. En El Salvador hemos tenido tantas crisis, que nos hemos acomodado a la idea de que no tenemos nada, pero sí hay mucho. Lo que falta es apoyo en formación para potenciar la alta capacidad creativa del sector.

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