Eugenia Carrión y Ernesto “Tito” Herrera: directores del LABO
“El LABO aparece de vez en cuando ocupando espacios de la ciudad. Convirtiendo una pizzería en una sala de exposición, donde se lleva a cabo una rica discusión sobre la importancia de la memoria. Acampando en un terreno rural en las afueras de Managua para hacer astrofotografía.”
Eugenia Carrión y Ernesto “Tito” Herrera son 2 jóvenes managuas que en 2017 crearon el LABO, un espacio que surgió a partir de la necesidad de revelar sus propias fotografías analógicas. Este espacio fue semilla que ha germinado y se ha ensanchado gradualmente, llegando a conformar una comunidad activa, que se dinamiza a través del desarrollo de talleres, charlas, exposiciones y otros eventos, lo que ha logrado generar una escena entre (principalmente) jóvenes ávidos de experimentar con lo analógico.
Este proyecto, lejos de romantizar con una técnica de otrora, contextualiza su labor indagando en la estética, en los materiales y métodos, a la vez que documenta y explora la memoria histórica de la sociedad nicaragüense.
Sus directores navegan entre sus rutinas cotidianas para seguir impulsando el LABO. Tito es ingeniero en sistemas, aporta sus conocimientos informáticos y curiosidad para investigar. Eugenia es arquitecta, directora de fotografía y docente universitaria. Aporta sus conocimientos de diseño, fotografía y docencia. A continuación, una breve entrevista con ellos:
🔴 ¿Cómo nace el LABO y en qué consiste el proyecto?
El LABO nace de la necesidad de revelar películas fotográficas en Nicaragua y de crear espacios de conversación y convergencia alrededor de la fotografía analógica.
🔴 ¿Cómo se aplica la cogestión y el trabajo en colectivo en este proyecto?
El LABO es dirigido por dos personas, y se invita a miembros de la comunidad a compartir sus conocimientos y experiencias, a co-crear una actividad, o taller. Por ejemplo, para la exposición Miradas, que se inauguró el 19 de agosto en Alianza Francesa de Managua, se invitó a 8 miembros cercanos de la comunidad para platicar el proyecto desde su idea. Ellos fueron quienes opinaron y decidieron sobre lo que se haría. La selección de las fotografías también se hizo en conjunto con ellos, quienes ayudaron en el montaje de la exposición. Muchas de las decisiones se hacen por mayoría de votos, y los aportes de ideas y trabajo no son obligatorios, sino que se van dando de acuerdo al tiempo de cada quien. Con algunas personas se trabajan tareas específicas dependiendo de su disponibilidad y voluntad para desarrollarla.
🔴 ¿Cómo subsiste el proyecto económicamente?
El LABO ofrece servicios de revelado y digitalizado de películas fotográficas, y también talleres de formación. Estas tres actividades son las principales fuentes de ingreso. Muchas veces esto subsidia una parte de los eventos culturales que no son cobrados al público. El trabajo de ambos directores del LABO para gestionar y producir dichos eventos, es su aporte para la comunidad… es decir, que tampoco es pagado.
🔴 ¿De qué formas colaboran con otros individuos, colectivos u organizaciones?
Colaboramos de diferentes formas a partir de las necesidades que van surgiendo. En el caso de individuos, hemos abierto el espacio e invitado a fotógrafos para que faciliten talleres de formación. En el caso de colectivos u organizaciones, varios espacios nos han abierto sus puertas para montar exposiciones. Por ejemplo, la Pecera Náutica, un evento en 2017 que nos brindó la oportunidad de montar una pequeña muestra fotográfica en el Teatro Nacional Rubén Darío como parte de un evento cultural. De igual manera, la Alianza Francesa de Managua nos ha permitido exponer en su galería y hacer un par de talleres de fotografía en sus instalaciones.
🔴 ¿Cómo inciden en el espacio físico de Managua?
Por el momento, el LABO no cuenta con un local abierto al público. Tenemos un espacio privado donde está el laboratorio, ahí mismo hacemos talleres con grupos reducidos, y hemos convocado a proyecciones de películas sobre fotografía.
De manera más amplia y pública, el LABO aparece de vez en cuando ocupando espacios de la ciudad. Convirtiendo una pizzería en una sala de exposición, donde se lleva a cabo una rica discusión sobre la importancia de la memoria. Acampando en un terreno rural en las afueras de Managua para hacer astrofotografía. Visitando una zona antigua para documentar sus edificaciones de otras épocas. Experimentando con fitogramas en el jardín de un centro cultural, y mostrando una exposición en las paredes de otro.
Una de nuestras metas a corto plazo es poder contar con un local donde podamos compartir con todos los aficionados, profesionales y entusiastas de la fotografía analógica, talleres de formación, tertulias, noches de cine y exposiciones.
🔴 ¿De qué manera interactúan en el espacio virtual?
De hecho, contamos el día que abrimos nuestra cuenta en Instagram como el “Nacimiento del LABO”, porque es donde hemos estado desde el principio y continuamos atendiendo a la comunidad. Intentamos responder a todas las personas que nos escriben con sus dudas sobre el mundo analógico. Hemos abierto cuentas en otras redes sociales, pero al ser solo dos personas que no nos dedicamos tiempo completo al proyecto, se nos complica un poco dar abasto. Si nos buscan, nos encuentran en Twitter, Facebook, Reddit y Youtube, aunque no nos comprometemos a responderles rápidamente por ahí.
🔴 ¿Se relacionan con otras disciplinas como el cine, pintura, teatro o danza? De ser así, ¿cuáles han sido los aprendizajes de dichas relaciones?
Parte de la magia y una de las razones por las que amamos la fotografía analógica es que se puede relacionar con otras disciplinas artísticas. En el caso de cine, hemos convocado a noches de cine donde hemos presentado documentales seguido de una conversación acerca de lo observado, reflexiones, críticas y experiencias propias de la fotografía analógica. En la disciplina de pintura hemos explorado diferentes técnicas que mezclan fotografía y pintura, como cianotipia e intervención de película fotográfica o fotos impresas.
🔴 Cuáles son los principales desafíos de administrar un proyecto con estas características?
Con respecto a la colectividad, el tiempo es un desafío, pues todos hacemos cosas distintas, y no siempre es fácil coincidir, aunque con planificación hemos logrado llevar a cabo nuestras ideas. Con respecto a la fotografía analógica, el mayor desafío es la falta de proveedores locales de los insumos necesarios para foto y laboratorio.
🔴 Qué recomendarías a otras iniciativas que quieran desarrollar proyectos en colectivo?
Que se atrevan, que den el primer paso, que se reúnan, que toquen puertas y sobre todo que busquen comunidad. Es hermoso ver cómo crece, madura y evoluciona una comunidad de personas que comparten amor por una misma iniciativa. Nosotros hemos visto cómo se han ido uniendo más personas y todos aportan mucho para poder realizar cosas que si no fueran por ellos difícilmente saldrían adelante. El LABO empezó pensando en comunidad; «oye, ¿y si abrimos un espacio para revelar nuestros rollos y de nuestros amigos?», ahora hemos revelado al menos un rollo a más de 200 personas en el país.
🔴 Cuáles son los planes futuros para EL LABO?
Abrir un local que sea la casa de la Fotografía Analógica en el país, desde el cual continuemos ofreciendo experiencias, talleres, giras, exposiciones e insumos y servicios fotográficos. También nos gustaría tener los conocimientos suficientes para poder ofrecer revisión y reparación de cámaras. Y más adelante, ver a el LABO cruzar fronteras y tener presencia en otros países.
